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La escritura mejora la atención que damos a la información. Permite que nuestro cerebro evalúe mejor los datos que recibe, y que los organice mejor, lo que a su vez contribuye a cimentar mejor las ideas y conceptos en la mente, lo que significa que los recordaremos mejor.

Y cuando se siente sobre el trono de su reino, entonces escribirá para sí en un libro una copia de esta ley, del original que está al cuidado de los sacerdotes levitas; y lo tendrá consigo, y leerá en él todos los días de su vida, para que aprenda a temer a Jehová su Dios, para guardar todas las palabras de esta ley y estos estatutos, para ponerlos por obra; para que no se eleve su corazón sobre sus hermanos, ni se aparte del mandamiento a diestra ni a siniestra; a fin de que prolongue sus días en su reino, él y sus hijos, en medio de Israel.

Deuteronomio 17:17-20

Nosotros que somos reyes y sacerdotes al servicio de nuestro Dios debemos tomar estas instrucciones en cuenta también.

Escribir bien hace que pensemos bien, que recordemos bien, que hablemos bien y que hagamos bien.

Si tenemos la costumbre de tomar notas de lo importante, empecemos a tomar nota de la Palabra de Dios.

Comienza a crear tu propia copia de la Escritura, establece un propósito de terminarla y encuadernarla como un legado familiar que motive a tus descendientes a hacer lo mismo.

Propón escribir por lo menos un capítulo diario, y si quieres ser más audaz, establece una hora para que lo hagan juntos tú y tu familia, es una linda costumbre que puede llevarlos a crear un devocional cada día con las cosas que llamaron su atención o les recordaron alguna anécdota de su vida.

Puedes iniciar este proyecto solo y terminarlo rápido, o puedes hacerlo acompañado, y llegar más lejos, ¡tú decides!

Tal vez pienses que no es fácil, pero puedes programar incentivos para que cada vez que terminen un capítulo reciban una recompensa simbólica, para que esto los motive a avanzar.

No necesitas gastar dinero, a veces un simple tablero de avance en el refrigerador donde todos lo vean, un aplauso atronador o un reconocimiento verbal de cada miembro de la familia puede ser más enriquecedor que cualquier obsequio material.

Recuerda que el propósito de la profecía es edificar y consolar, así que cada vez que el anuncio de la Palabra de Dios esté entre ustedes, quitará la tristeza y edificará su fe grandemente.

Deja que el Espíritu de Dios comience a moverse en tu casa a medida que Jesús, el Verbo hecho carne, se vuelve luz en medio de tu hogar.

Estamos seguros que a medida que la luz comience a brillar, todo comenzará a ordenarse con el discernimiento que vendrá a sus vidas, y pueden estar seguros que haciendo esto, el Señor estará constituyendo con ustedes su futuro y su esfuerzo no será en vano!

El Señor ha dejado instrucciones para ti, ¡comienza a escribir tu propia copia de la palabra de Dios!

// Castillo del Rey Santiago: Haciendo de cada creyente un discípulo //