fbpx

Reedificarán las ruinas antiguas, y levantarán los asolamientos primeros, y restaurarán las ciudades arruinadas, los escombros de muchas generaciones.

Isaías 61:4

Ha iniciado un nuevo año lleno de promesas y misericordias nuevas.

Anhelamos que tus propósitos para este año duren más tiempo que tus angustias, ya que el Señor nos ofrece esperanza para seguir adelante.

El Espíritu Santo inspira a Isaías a escribir las promesas a los abatidos, quebrantados, cautivos, presos, enlutados y angustiados. Él vendrá con sobre nosotros y seremos llamados árboles de justicia.

A través de ti y de mí, muchos conocerán el descanso que hay a la sombra del Altísimo, probarán los frutos y la provisión de Dios, Él saciará su hambre y sed de justicia.

Pero también nos extiende el trabajo ¿estamos preparados?

Hay que levantar todo lo que ha sido destruido, y para eso necesitamos el conocimiento y la fuerza que nos da el Espíritu de Dios.

¿Y cómo lo lograremos? En un “de repente”.

Y de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados; y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos. Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen. Hechos 2:2-4

Esos “de repente” no son espontáneos, son provocados por el pueblo unido que busca la gloria de Dios.

¿Quieres quitar el abatimiento y quebranto, el luto y la angustia?

¿Reedificar lo que se arruinó desde los cimientos?

¿Levantar a los que se han quedado solos y destruidos?

¿Restaurar con mansedumbre?

¿Quitar el escombro que quedó de muchas generaciones?

Necesitamos buscar como iglesia la llenura del Espíritu Santo.

¿Estamos preparados? ¿Tenemos la disciplina para ejercitarnos en ello? ¿Sabemos cómo hacerlo?

Las promesas están ahí para quien se aferre a ellas y las ponga en práctica. Porque nuestra fe se manifiesta con acciones.

¿Cómo encontraremos la llenura del Espíritu para cumplir esta misión y ser merecedores del galardón? adoptando una rutina de ejercicios: alabanza, oración, ayuno y lectura de la palabra, en lo individual y también unidos al cuerpo de Cristo, porque ¡separados de Él nada podemos hacer!

Si tú estás sintiendo el llamado a levantar generaciones que fueron reducidas a escombros sobre la roca que es Cristo, acércate a la iglesia y comencemos a buscar juntos la llenura del Espíritu que quita la cobardía y nos llena de poder, amor y dominio propio para lograrlo.

Es necesario quitar los escombros de muchas generaciones, enseñando a las nuevas a hacerlo.

// Castillo del Rey Santiago: Haciendo de cada creyente un discípulo //