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Uno de los primeros registros bíblicos de divisiones internas en la iglesia primitiva (porque hubo varios), fue el conflicto entre Pablo y Bernabé (el llamado hijo de la consolación) por causa de Juan Marcos.

Este joven rico, hijo de la dueña de la casa donde oraban por la liberación de Pedro de la cárcel, los había acompañado en su viaje misionero y los abandonó en Panfilia, y cuando Bernabé y Pablo quisieron hacer otro viaje y Bernabé quiso llevarlo de nuevo y Pablo no, estos se separaron y no volvimos a saber nada del hijo de la consolación en la Escritura.

Sin embargo, de quien sí volvimos a saber fue de este joven que se convirtió en discípulo e hijo espiritual del apóstol Pedro y quien escribiría un nuevo género literario: el evangelio.

Aunque Juan Marcos cometió errores y sus decisiones causaron conflictos y divisiones en la iglesia, él siguió buscado al Señor hasta afirmar su fe a tal punto que aquel Pablo que desconfiaba de él, le pidió a su hijo espiritual Timoteo que lo trajera.

Solo Lucas está conmigo. Toma a Marcos y tráele contigo, porque me es útil para el ministerio.

2 Timoteo 4:11

Muchos jóvenes (y adultos también) han tomado decisiones que causaron conflictos en su iglesia, que provocaron divisiones entre los miembros (y aún los líderes).

Tal vez son de los que les gusta asistir a los eventos especiales pero sin comprometerse a dar el paso del discípulo.

Quizá son aquellos que les gusta salir de misiones pero que se arrepienten a mitad del camino.

O son los que confrontados por sus líderes para ser fieles en el camino del Señor, huyen de la iglesia.

Pero hoy está llamando a aquellos que en lo secreto han seguido buscándolo, que se arrepienten de haberse ido, que se castigan en su mente por sus errores del pasado y que quieren una oportunidad más de seguir a Cristo.

Dios está poniendo en el corazón de la iglesia llamar a los siervos que se equivocaron y huyeron, a los que causaron problemas y dividieron la iglesia, que regresen a casa, porque son útiles para el ministerio.

Dios ha visto su corazón y sus esfuerzos y quiere usarlos para crear nuevos ministerios y documentar la obra de Cristo de tal manera que cuando la gente lo conozca escuche buenas noticias, pero tienen que regresar a casa.

No sé cuántas palabras intercambiaron Marcos y Pablo cuando se vieron de nuevo, pero creo que debieron haber sido muchas lágrimas.

Aquel Saulo que tuvo que lidiar con sus errores del pasado y probar a la iglesia que ahora era un hombre diferente llamado Pablo, entendía lo que había vivido Juan Marcos, y que así como Jesús lo llamó instrumento escogido para llevar Su Nombre a los gentiles, así

Juan Marcos, comenzaría la crónica de Jesucristo a los romanos.

El Espíritu Santo inspiró a Marcos, y Mateo, Lucas y Juan a anunciar a Cristo de una forma revolucionaria hasta nuestros días.

A pesar de sus errores y de su pasado, Juan Marcos era útil, y usted y yo también lo somos.

Vuelve a casa, eres útil, es tiempo de retomar el ministerio de reconciliar al mundo con Cristo.

// Castillo del Rey Santiago: Haciendo de cada creyente un discípulo //