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Por eso estoy muy contento, por eso me siento feliz, por eso vivo confiado.

Salmos 16:9 TLA

Cuando veo las redes sociales y los anuncios comerciales que están saturando todos los lugares visibles pienso en las metas de nuestra generación y encuentro que todos queremos sentirnos como David: contentos, felices y confiados.

Y la gente corre detrás de falsos dioses como la adrenalina, las emociones y el entretenimiento y son presas de muchos dolores como la ansiedad, la depresión y el aburrimiento.

Muchos de nosotros queremos irnos de viaje, tomarnos las mejores fotos y tener siempre algo excitante qué contar en nuestras redes sociales, pero nos angustiamos, decepcionamos y desgastamos porque no sucede así.

Hace tiempo que dejamos de disfrutar el cielo, el silencio y la quietud, y los tiempos de paz que Dios nos regala los ensuciamos pensando que tal vez deberíamos estar haciendo algo más, en lugar de disfrutarlos.

En una ocasión en que me sentía afanada porque no estaba “viviendo intensamente para Dios” o recibiendo una revelación divina como la de los héroes de la fe, el Señor me recordó también que Él habló a ellos en momentos específicos en su vida, pero que muchos otros días guardó silencio, y no era porque su pueblo estuviera haciendo algo malo, sino porque no había una nueva asignación, mas que seguir haciendo la anterior.

Y recordé a jueces como Otoniel, Aod, Samgar, Tola, Jaír, Jefté, Ibzán, Elón y, Abdón, que se levantaron a servir a Dios y son recordados por una acción explosiva en toda su vida pero que el resto de ella le siguieron adorando y sirviendo aún con sus aciertos y fallas.

Entonces empecé a disfrutar los tiempos de silencio, de quietud y paz, y dejé de malinterpretarlos, porque a veces cuando los días carecen de adrenalina, sentimientos y entretenimiento, parecen vacíos, pero no es verdad, son las delicias a la diestra del Señor que ha preparado para nosotros, no solo un momento ni un ratito, son ¡para siempre!

No permita que el enemigo de nuestra alma venga a contaminarle la paz y los regalos que Dios le ha dado de reposo y descanso haciéndole creer que su vida está vacía porque no está descendiendo fuego del cielo como en el monte Carmelo.

Si usted quiere volver a sentirse contento, feliz y confiado aun en los momentos más extraños, busque al Señor en el silencio, en el silbo apacible, en la quietud del hogar, en el descanso de su familia, en la salud con la que Dios le ha permitido seguir vivo y alabe al Señor, contemple la senda de la vida y la plenitud de gozo que hay en Su presencia.

No se sienta mal porque no está luchando contra gigantes si Dios le ha dado a cuidar un pequeño campo de lentejas.

No se angustie porque no lleva ayunando 40 días, mejor comparta su pan con alguien más y alaben a Dios juntos por su provisión generosa.

No se mortifique porque no está cruzando el Mar Rojo, mejor abrace a los suyos y bendiga a Dios por darle la tierra prometida.

La confianza, felicidad y contentamiento de David, venían de saber que él había decidido vivir tomado de la mano de Dios, y que con Él, todo va a estar bien. Confíe usted también y si se va a poner algo hoy, póngase contento.

// Castillo del Rey Santiago: Haciendo de cada creyente un discípulo //