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¿Está alguno entre vosotros afligido? Haga oración. ¿Está alguno alegre? Cante alabanzas. Santiago 5:13

En el campo, en el palacio, en el desierto, en la cueva, en el aposento, en la persecución, en la derrota y en la victoria, David componía salmos y adoraba a Dios.

¿Cuál es su don?

El mío es escribir y compartir, y así esté en aflicción o en alegría, es como mejor adoro al Señor.

Tal vez usted se deleite en cantar salmos a Su nombre, o en enseñar a otros la Palabra de Dios.

O si la profecía, la administración, el servicio o la exhortación, adore a Dios, no los detenga, no los retenga ni mucho menos, los esconda.

1 Corintios 12 y Romanos 12 nos habla de los dones y cómo ejercerlos apropiadamente. Evalúe los dones que Dios le ha dado y úselos porque le han sido dados para provecho.

¿Sabe cuántas personas están ansiosas por sentir la caricia de Dios en sus vidas? Y es que un don no es lo mismo que un talento, el talento es su habilidad y el don es la obra del Espíritu Santo operando a través de él y penetrando profundo en las personas que están en contacto con usted cuando lo ejerce.

Ellos necesitan que nosotros les compartamos del vino nuevo que llena de alegría, igual que del óleo sanador que sale de la prensa de la aflicción, ellos necesitan experimentar, a través de nuestra fe en acción la presencia de Dios.

Ahora bien, hay diversidad de dones, pero el Espíritu es el mismo. Y hay diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo. Y hay diversidad de operaciones, pero Dios, que hace todas las cosas en todos, es el mismo. 1 Corintios 12:4-6

Ejercite su don, no deje que se atrofie, perfecciónelo para la gloria de Dios y no tenga temor de ser “vaciado” porque esa es la única forma de ser llenado nuevamente.

Mientras haya corazones qué llenar, la unción del Espíritu Santo no dejará de fluir.

Por lo cual te aconsejo que avives el fuego del don de Dios que está en ti por la imposición de mis manos. 2 Timoteo 1:6

Pon manos a la obra, aviva el fuego del don de Dios que está en ti y compártelo, el mundo lo necesita para conocer a Jesús.

// Castillo del Rey Santiago: Haciendo de cada creyente un discípulo //