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La bendición y la prueba siempre están relacionadas.

En el caso de Abraham, Isaac y Jacob, Dios les prometió una descendencia tan numerosa como la arena del mar y tan infinita como las estrellas.

Pero estas tres generaciones se enfrentaron con el vientre estéril de la esposa escogida: Sara, Rebeca y Raquel.

¿Ha pensado como la prueba está diseñada para incrementar Su fe en Dios y ver Su promesa cumplida de una forma milagrosa?

Eso que usted siente como un estorbo el día de hoy no es más que la ocasión en que Dios probará que no será de forma humana sino sobrenatural que Él enviará la bendición a su casa.

Sin embargo, en estas tres generaciones vemos que aunque la fe de Abraham era destacable, hubo un momento en que fue cegado por sus deseos de tener un hijo, y se movió por vista y no por fe, actuando como el mundo, tomando a Agar y engendrando a Ismael.

Y vemos a Jacob, cayendo en la desesperación y hablando con dureza cuando Raquel le pedía hijos.

Pero Isaac, el hijo de la promesa, miró al cielo, a Aquel que un día proveyó de un cordero para suplir sus necesidades y preservar su vida.

Y oró Isaac a Jehová por su mujer, que era estéril; y lo aceptó Jehová, y concibió Rebeca su mujer.

Génesis 25:21

En la prueba que cierra puertas, levanta muros y pone obstáculos, como en el vientre de estas tres mujeres, podemos reaccionar buscando satisfacer nuestros deseos a la manera del mundo como Abraham, podemos desesperarnos y hablar con dureza a nuestros seres amados como Jacob, o podemos orar a Dios por los que padecen con nosotros como Isaac y que el Señor acepte nuestra oración, quite el obstáculo y podamos concebir la bendición esperada.

Mujer, cuidado con sus consejos y con exigirle a las personas la bendición, mejor busque un encuentro con el Dios que todo lo puede y vea que Él puede hacer lo que sea necesario.

Varón, no se deje llevar por sus esfuerzos ni por la frustración, guarde la calma y como Isaac, vaya al Señor, preséntese delante de Él de tal manera que Dios acepte su oración y le permita ver su familia florecer y dar mucho fruto.

Si el varón orara por su mujer, y ambos oraran por sus hijos presentándose delante de Dios con un corazón contrito y humillado, Él no los rechazaría, sino que cada prueba sería transformada en una gran bendición no solo para ellos, sino para todas las naciones.

// Castillo del Rey Santiago: Haciendo de cada creyente un discípulo//