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Cada siete años harás remisión. Y esta es la manera de la remisión: perdonará a su deudor todo aquel que hizo empréstito de su mano, con el cual obligó a su prójimo; no lo demandará más a su prójimo, o a su hermano, porque es pregonada la remisión de Jehová.

Deuteronomio 15:1-2

La remisión es el acto por el cual una persona, que es acreedora de otra, decide renunciar a su derecho liberando del pago a la persona deudora; la remisión está relacionada también con la sanidad, ya que desaparece completamente los signos o síntomas de daño y enfermedad y por último, la remisión implica también el documento que respalda la transacción que libera de la deuda y del daño.

Dios es el Libertador de la esclavitud del pecado y manda a su pueblo a que liberemos de la esclavitud a las personas perdonando sus deudas, no solo las económicas, también las que nos han generado un daño o una enfermedad y que delante de Dios les demos carta de libertad, borrando toda huella de daño o resentimiento, eliminando para siempre el hecho y desapareciendo el rencor, porque Él así lo hizo con nosotros.

Dios tiene el poder de perdonar y borrar nuestras deudas, y ha dado a su pueblo, como dice el versículo inicial, la orden y el poder para hacerlo nosotros de la misma manera.

Soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros.

Colosenses 3:13

Cada tiempo de ayuno, es un tiempo de remisión, en el que “soportamos” es decir que ayudamos a resistir a otros cargando con ellos el peso que los está derrumbando y los liberamos de sus deudas a través del perdón, porque toda deuda termina oprimiendo y esclavizando al que debe, y Dios no quiere que haya ni pobres ni esclavos entre Su pueblo.

¿Qué deudas debe perdonar a otros? Confíe en el Señor y libérelos de la deuda. Borre todo daño de su mente y de su corazón y suelte ese documento de propiedad, porque ya no le pertenece.

Asimismo, Dios nos manda ser libres de las deudas, tengamos contentamiento con lo que Dios nos da y no caigamos en ellas porque son un yugo, no vuelva a la esclavitud y vea que la verdadera riqueza (y abundante) está en la libertad que nos ofrece la obediencia a Dios a través de Su palabra.

Si usted tiene problemas con sus finanzas, pida al Señor ser un buen administrador de Su multiforme gracia para que pueda vivir en libertad y sus únicas deudas sean de gratitud con el Señor y de amor con el prójimo.

No debáis a nadie nada, sino el amaros unos a otros; porque el que ama al prójimo, ha cumplido la ley.

Romanos 13:8

// Castillo del Rey Santiago: Haciendo de cada creyente un discípulo //