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Así asombrará él a muchas naciones; los reyes cerrarán ante él la boca, porque verán lo que nunca les fue contado, y entenderán lo que jamás habían oído. Isaías 52:15

¿Sabes de quién está hablando el profeta? ¡De Jesús!

Isaías nos describe más de 700 años antes el sufrimiento del Hijo de Dios, pero esto es lo más impactante: cuando lo vean ¡verán y entenderán todo!

¿Recuerdas a los caminantes de Emaús? Jesús abrió su entendimiento para que comprendieran las Escrituras.
¿Y qué tal Saulo? Jesús mismo cambió su forma de ver y entender el mundo de forma radical.
¿Recuerdas cuando conociste a Jesús?
¿Cómo descubriste cosas que ojo no vio ni oído oyó, porque Dios las había preparado sólo para ti?
¿Recuerdas cuando volviste a leer un pasaje y todo cobró sentido?

Así de asombroso es Jesús.

Y cada vez que te acercas a Él a través de la oración, la alabanza, la confesión de pecados y/o la lectura de la Biblia, si tú se lo pides, verás lo que nunca te fue contado y entenderás lo que jamás habías oído.

No puedo dejar de pensar en esto: ¡es asombroso!

Por eso necesitamos compartirlo.

Acudiendo Felipe, le oyó que leía al profeta Isaías, y dijo: Pero ¿entiendes lo que lees? Él dijo: ¿Y cómo podré, si alguno no me enseñare? Y rogó a Felipe que subiese y se sentara con él. Hechos 8:30-31

El Padre ha enviado al Espíritu Santo a todos los que creen en Jesús para que les recuerde todas las cosas que Él dijo y podamos entender Su reino entre nosotros.

Nosotros debemos compartir a Jesús para que otros, como el funcionario etíope, entienda lo que lee y sea enseñado.

Cuéntale a otros quién es Jesús y deja que Él haga todo lo demás para sorprenderlos, pero sobre todo, ¡para salvarlos!

// Castillo del Rey Santiago: Haciendo de cada creyente un discípulo //