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Vino Betsabé al rey Salomón para hablarle por Adonías. Y el rey se levantó a recibirla, y se inclinó ante ella, y volvió a sentarse en su trono, hizo traer una silla para su madre, la cual se sentó a su diestra.

1 Reyes 2:19

Salomón conocía la historia de su madre, sus defectos y virtudes, sus deleites y luchas. Debe haber escuchado las murmuraciones sobre su condición, visto las miradas de reojo y sentido el recelo de muchos por la forma en que ella se convirtió en la esposa de su padre.

También conoció la justicia y la misericordia de Dios a través de sus palabras que le exhortaban a obedecer y seguir a Dios desde su tierna infancia, porque si algo aprendió Betsabé de sus errores es que Dios santo, pero también es amor.

Por ello, al sentarse en su trono, Salomón no se olvidó de honrarla y darle un lugar especial, ni de recordarle a los demás que ellos también debían hacerlo, porque era la madre de un rey.

Independientemente de las peticiones de Betsabé, Salomón tomaba sus propias decisiones, pero eso no afectó su amor y respeto por ella, y su cargo tampoco le impedía hacerlo públicamente.

Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa; para que te vaya bien, y seas de larga vida sobre la tierra.

Efesios 6:2-3

Estamos por celebrar un año más a aquellas mujeres que Dios les ha permitido engendrar y criar a Sus hijos, con defectos y virtudes, con deleites y luchas, con temor y temblor, pero es algo que debemos hacer todos los días.

Tomemos el ejemplo de Salomón que sin importar el nivel de poder y autoridad, estuvo atento a honrar a su madre de forma muy especial.

Cuando vino Betsabé, Salomón se levantó de su trono para recibirla: levántate tú también para atender sus necesidades sin importar qué ocupado te encuentres. ¡Atiéndela siempre!

Salomón se inclinó ante ella y volvió a sentarse en su trono: inclina tu corazón para escucharla y tu posición para atender sus peticiones desde tus posibilidades. ¡Escúchala con atención!

Salomón hizo traer una silla para ella, y la sentó a su diestra: dale tú también un lugar especial de autoridad en la familia, pero también de descanso. ¡Hónrala por amor a Dios!

Independientemente del pasado de tu mamá, Dios te hizo un rey y sacerdote a Su servicio, y eso la hace a ella la mamá de uno, y debe ser tratada con el mismo respeto que cualquier miembro ¡de la realeza!

Si Dios te ofreció a ti algo más grande de lo que pudieras imaginar, empéñate en compartirlo con tu mamá.

Si tienes una mamá, eres una mamá, conoces a una mamá o estás casado con una mamá ¡felicítala!

¡Feliz día de las madres!

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