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Mas a Caleb hijo de Jefone dio su parte entre los hijos de Judá, conforme al mandamiento de Jehová a Josué; la ciudad de Quiriat-arba padre de Anac, que es Hebrón. Y Caleb echó de allí a los tres hijos de Anac, a Sesai, Ahimán y Talmai, hijos de Anac.

Josué 15:13-14

Dios mandó a Su pueblo a conquistar la tierra prometida y en ella había gigantes, como los hijos de Anac, pero también había otros que comparados con ellos parecían enanos, como los jebuseos, cananeos y otros más.

Mas a los jebuseos que habitaban en Jerusalén, los hijos de Judá no pudieron arrojarlos; y ha quedado el jebuseo en Jerusalén con los hijos de Judá hasta hoy. Josué 15:63

¿Puedes recordar aquellos gigantes que gracias a Cristo pudiste derrotar y echar fuera de tu corazón?

¿Puedes identificar aquellos enanos que Cristo venció en la cruz, pero que aún no has podido sacar de tu vida y con los que sigues conviviendo diariamente?

Déjame darte unos ejemplos: tal vez has derrotado el gigante del adulterio, pero sigues viviendo con el enano de la gritonería. O tal vez derrumbaste para siempre al gigante del tabaquismo o alcoholismo, pero sigues viviendo con el enano de la impuntualidad o el chisme.

Los gigantes se ven poderosos y sus caídas son de grande testimonio porque son muy evidentes, pero los enanos son huidizos y a veces hasta nos dan risa, nos hacen creer que en cualquier momento los podemos vencer, pero se han quedado hasta ahora ocupando un lugar que no les corresponde en nuestra vida.

Esos “enanos” también deben caer y también son de gran testimonio para otros, porque contaminan nuestro corazón y corrompen el territorio que Dios nos dio y que debe permanecer íntegro.

Los jebuseos permanecieron en Jerusalén más de 500 años después de que Dios le ordenó a la tribu de Judá que los arrojara, hasta que David compró sus territorios y los pagó por justo precio, echándolos fuera de forma definitiva.

David hizo en lo natural lo que Cristo hizo por nosotros en lo espiritual: pagó el justo precio por nuestra vida para vivir libres de gigantes como los hijos de Anac, y de enanos como los jebuseos, cananeos, amorreos y otros tantos que representan pecados más comunes pero igual de feos.

Pide hoy al Señor en oración que te revele aquellos gigantes y enanos que Él venció en la cruz para que tú los eches fuera de tu vida de forma definitiva y vivas completamente libre.

// Castillo del Rey Santiago: Haciendo de cada creyente un discípulo //