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Dijo entonces Adán: Esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne; ésta será llamada Varona, porque del varón fue tomada. Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne.

Génesis 2:23-24

¿Sabes lo que sucede espiritualmente cuando te unes en matrimonio? El esposo y la esposa se vuelven una sola persona, una sola carne.

Y entonces sucede un choque de deseos carnales que ahora deben ser educados, consensuados y sujetados a la voluntad de Dios y no a la de la pareja nada más.

Ahora el esposo no lidia con sus instintos únicamente, sino también con los de su esposa y viceversa, y si vienen los hijos, también viene la multiplicación de los deseos de la carne en ellos, y la familia puede ser trastornada si no aprende a manejarlos.

¿Qué es lo primero que debemos hacer para tratar con ellos? Identificarlos.

Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios.

Gálatas 5:19-21

Estas son solo algunas, pero el apóstol dice que hay otras más que son semejantes. ¿Puedes identificar alguno o tienes un problema semejante en casa?

Esta es la buena noticia, ser una sola carne no es nada más una mezcla de conflictos, sino también de beneficios, porque junto con la prueba Dios nos dio la salida.

Cuando tu cónyuge o alguno de tus hijos está padeciendo por causa de los deseos de la carne, tú puedes ayudarlos a someterla porque ellos son carne de tu carne: ¡sujétala!

Porque si cayeren, el uno levantará a su compañero…

Eclesiastés 4:10a

Esto no quiere decir que los vas a amarrar y obligar a hacer lo que tú digas, sino que al ser ellos carne de tu carne, tú vas a presentar tu cuerpo como sacrificio vivo en el altar de Dios para levantar al que ha caído.

Como reyes y sacerdotes de nuestra casa, nosotros podemos sujetar nuestro cuerpo y ponerlo a servir a Dios para que Él haga libre a nuestra familia al someter nuestra voluntad a la Suya. (1 Corintios 9:27ª)

Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta. Romanos 12:1-2

Si nosotros, racional y voluntariamente sometemos nuestra carne y la subimos al altar porque no nos conformamos con lo que estamos viviendo actualmente, seremos transformados cuando Dios comience a cambiar nuestra forma de pensar y la de los miembros de nuestro hogar.

Siempre que el hombre y la mujer decidan hacer un pacto con Dios Él los unirá completamente, de tal forma que les dará poder para vencer como si fueran una sola persona.

Si tu casa está siendo trastornada, recuerda que quienes la integran son carne de tu carne. Toma esta palabra como una promesa de que lo que estás haciendo los alcanza a ellos, y lo que Dios está haciendo contigo lo hará también con tu cónyuge, con tus padres o tus hijos.

No subestimes el poder que hay cuando buscas la bendición de Dios a través del matrimonio, la paternidad y la maternidad. Acércate a tus pastores para que te orienten en tu matrimonio y tu familia y si aún no te has casado, toma la bendición obedeciendo la voluntad de Dios para todas las familias de la tierra haciendo un pacto con Él delante de los hombres.

Sube al altar y ponte en ayuno y oración, somete tu carne y mengua para que Cristo crezca y Dios les permitirá tomar el control de todas las situaciones que están viviendo. Entonces comprobarán que Su voluntad es buena, agradable y perfecta.

// Castillo del Rey Santiago: Haciendo de cada creyente un discípulo //