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Y respondiendo Jesús, les dijo: Id, haced saber a Juan lo que habéis visto y oído: los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos son limpiados, los sordos oyen, los muertos son resucitados, y a los pobres es anunciado el evangelio.

Lucas 7:22

En este versículo tenemos una serie de consecuencias lógicas que satisfacen una necesidad… hasta que llegamos a los pobres.

Nuestra lógica occidental nos lleva a pensar que lo que necesitan los pobres es dinero, pero para Jesús, lo que los pobres necesitan es conocer el Evangelio.

La palabra “pobres” viene del griego “ptóchos”, que quiere decir agachado o encogido como mendigo, inclinado correctamente, desamparado, carente de recursos, indefenso o destituido.

De tal forma que la pobreza para el pueblo de Dios no es únicamente la falta de economía saludable, sino de bienestar, de estar satisfecho en todas las áreas de nuestra vida hasta estar completos.

Tenemos un Dios que se ocupa de la plenitud de su pueblo, un pueblo que puede estar oprimido, que es humilde de corazón, que se siente huérfano, que necesita provisión, está esclavizado y a quien le han quitado la dignidad.

En la categoría de pobres caben aún los ricos que han perdido la salud, las autoridades que se sienten huérfanas, los que esconden su depresión tras una fachada de felicidad, los que están rotos y heridos.

Aunque hay una pobreza que Dios nos motiva a satisfacer bíblicamente a través de la diligencia, el orden y la fraternidad de ejercitar el amor al prójimo, pero también hay otra pobreza que es necesaria anunciar: la del espíritu, la que es humilde y se inclina correctamente, es decir, hacia Dios.

A ellos Dios también quiere anunciarles las buenas noticias de tener un corazón digno de recibir la noticia de salvación. Aquellos a los que les hace falta algo, ¡tienen esperanza! Aquellos que reconocen que hay un Dios y le sirven ¡también la tienen!

Dios no quiere satisfacer una carencia nada más en nuestra vida, ¡Él quiere llenar todos los espacios!

A los que les hace falta algo en su vida, Dios quiere ser su plenitud, y a los que le buscan con corazón humilde ¡también!

Ciertamente hay muchas necesidades en el mundo que apremian, que sea quitado el velo de nuestros ojos para conocer la Verdad, que podamos caminar firmemente en la fe, que los que están condenados por el pecado sean limpios, que escuchen y obedezcan, que resuciten a una vida en Cristo, pero también es indispensable que a todos los que tienen una necesidad, se les anuncie la salvación que sólo obtendrán a través de Cristo.

El mundo está lleno de pobres que necesitan oír de Cristo ¿conoces a alguno?

Compártele la riqueza de vivir en Cristo.

// Castillo del Rey Santiago: Haciendo de cada creyente un discípulo //