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Y cuando llegaron al lugar llamado de la Calavera, le crucificaron allí, y a los malhechores, uno a la derecha y otro a la izquierda.

Lucas 23:33

Malhechores viene de la palabra griega kakopoiós, que quiere decir alguien que hace el mal.

No hay una escala de pecados que indique cuáles son más o menos graves. La Escritura dice que la paga del pecado es muerte (Romanos 6:23), y estos malhechores, que así como tú y como yo hacían mal las cosas, estábamos condenados a muerte.

Pero imagínate que en el momento de la condenación, de las burlas y la vergüenza pública, Jesús está ahí en medio, cargando una cruz como la tuya, para que no te sientas solo, para que sepas que Él sabe lo que estás sintiendo, y que ha venido a rescatarte.

Jesús fue crucificado con los brazos abiertos, extendiendo sus manos hacia la derecha y la izquierda por igual, sin importar el mal que hicimos.

Él inicia ese abrazo que invita a todos los que hacen el mal, sin importar el grado, aún en el último momento de sus vidas, a recibirlo.

No sabemos cómo se llame la cruz que estás cargando, o sobre la cual sientes que se te está yendo la vida, pero hay una mano extendida hacia ti para rescatarte.

¿La aceptarás o la rechazarás?

Si reconoces que tú eras la única razón por la cual Jesús permaneció en esa cruz hasta la muerte, si tú te atreves a decirle con un corazón sencillo: Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino, Él te asegurará un espacio en el paraíso.

Familia, sólo en Cristo tenemos la esperanza de un paraíso para los malhechores arrepentidos.

Si tú reconoces que eres un malhechor, porque has hecho el mal, clama hoy a Jesús, pídele a Dios que seas sensible a Su presencia junto a ti y reconoce el amor que había en esa cruz que te perdonó todas tus faltas.

Sí tú has clamado a Jesús y crees aún cuando no te baje de tu cruz, puedes estar seguro que estarás con Él en el paraíso.

// Castillo del Rey Santiago: Haciendo de cada creyente un discípulo //