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Por las calles, en los pasillos, en los medios y en las redes sociales cada vez es más común ver y escuchar la confusión de las personas acerca de Dios, su identidad, la familia, el futuro, lo que es verdad, valioso y peligroso.

Y vemos cada vez más personas llenas de ira, apatía y dolor, sufriendo ansiedad, depresión y ataques violentos y suicidas, ¿pero sabe que es lo que es más asombroso?, que en los tiempos de las autopistas de información, las personas saben poco o nada de Dios.

Algunos le temen, otros lo respetan a su manera, pero otros no quieren saber nada de Él y ni siquiera es porque lo conozcan, sino por lo poco que han oído de Él.

Allá afuera hay gente llamando las cosas que no son como si fueran ensuciando la imagen de Dios porque los que sí lo conocemos estamos callados por miedo o por vergüenza.

Cuando escuche a alguien hablar del problema tan grande que representa la religión o le detenga sobre hablar de Dios, invítelo a conocerlo personalmente, a leer la Biblia y descubrirlo por sí mismo, a no dejar que la opinión de alguien más le dé una idea equivocada, sino que se atreva y sea audaz.

La ley de Jehová es perfecta, que convierte el alma; el testimonio de Jehová es fiel, que hace sabio al sencillo. Salmos 19:7

Cuando lean la Escritura descubrirán que los únicos errores que encontrará son los de la humanidad y verán que en Dios no hay contradicciones, ¡es perfecto!

Ahí experimentará como su alma comienza a cambiar, a entender sabiduría, sus ojos serán alumbrados y verá lo que es eterno y la verdad, encontrará el deseo y la dulzura de saber más y aunque sea amonestado, anhelará la gran recompensa para los que corrigen sus errores.

Le enseñará cosas grandes y ocultas que no conoce y le preservará de la falsedad que hay en creer que lo sabemos todo y entonces, seremos libres de las soberbias y permaneceremos limpios e íntegros.

Ni usted ni yo podemos cambiar la opinión de la gente, pero la Escritura sí puede convertir su alma de la tristeza al gozo, de la confusión a la convicción, de la violencia a la paz, de la muerte a la vida y de la mentira a la Verdad.

Acerque el reino de Dios invitando a las personas a conocer a Jesús por sí mismo, sea un Felipe por cada Natanael que escéptico pregunta qué de bueno puede salir de ahí e invítelo a venir y ver, y alégrese porque pronto será uno más que la Verdad lo hizo libre.

// Castillo del Rey Santiago: Haciendo de cada creyente un discípulo //