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Y Amasías dijo al varón de Dios: ¿Qué, pues, se hará de los cien talentos que he dado al ejército de Israel? Y el varón de Dios respondió: Jehová puede darte mucho más que esto.

2 Crónicas 25:9

El rey Amasías había juntado su ejército (Judá y Benjamín) y contratado al ejército del reino del norte (resto de las tribus de Israel) para salir a la guerra, pero un profeta anónimo vino de parte de Dios a decirle que quien sale a batalla sin el Señor, pierde.

Pero el rey ya había hecho un compromiso, empeñado su palabra y ahora debía dinero y además estaba privado del botín a los soldados contratados, así que quería saber qué iba a suceder con su inversión, pero el profeta le dijo que Dios podía darle mucho más.

Algunas veces nosotros podemos hacer proyectos e inversiones sin consultar con Dios y en el camino Él envía a alguien a nuestro encuentro con una advertencia. Tanta es la misericordia de Dios que nos advierte que vamos por un camino de muerte y que es mejor volver, y tanta es nuestra humanidad también que lo que nos preocupa es lo que vamos a perder en el camino.

Créame, la obediencia a Dios siempre será más barata, que la desobediencia.

El salmista preguntaba a Dios ¿quién habitará en Su presencia? y Dios contesta: El que aun jurando en daño suyo, no por eso cambia… (Salmos 15:4b)

Al iniciar nuestro camino de la mano de Dios perdimos muchos bienes materiales, negocios y proyectos, incluso trabajos y ofertas muy tentadoras pero preferimos ir con la bendición de Dios que habitar fuera de ella, porque finalmente el haber estado de lejos de Dios fue precisamente lo que casi nos llevó a la ruina, pero Dios vino y nos rescató antes de que nuestro matrimonio muriera y nuestra familia se destruyera.

Tuvimos que pagar el precio, sí, tuvimos que afrontar la furia de los que querían el botín de la guerra que habíamos empezado sin consultar a Dios, también, pero así como Amasías, le creímos a Dios y nos fuimos tomados de Su mano, confiados en que nada que se hace en obediencia a Dios es en vano: Dios prefiere la obediencia que cualquier otro sacrificio y honra a los que le honran.

Cuando Dios envíe a alguien a su encuentro en aquellos caminos que emprendió sin Él, humille su corazón y dele gracias por venir a rescatarlo de la perdición.

¿Cuánto cuesta obedecer? ¡Lo cuesta todo, pero también lo vale! ¿Qué es lo que voy a perder siguiendo a Dios? ¡La vida terrenal pero ganará la vida eterna!

Hoy que miro hacia atrás veo cuánto costó dejar bienes, proyectos, negocios y planes de vida y veo que salió barato, porque la obediencia ha dado fruto al 30, al 60 y al 100 por uno, tal como Él lo dijo, ¡hemos decidido seguir a Cristo y no volveremos atrás!

// Castillo del Rey Santiago: Haciendo de cada creyente un discípulo //