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Así, pues, Salomón labró la casa y la terminó.

1 Reyes 6:14

La construcción de un hogar tiene 3 etapas: cimientos, estructura y acabados.

Los cimientos cuestan mucho pero no se ven porque están enterrados; la estructura es visible y avanza rápido pero los acabados, además de ser muy caros, parecen interminables.

En la construcción del templo que cada uno de nosotros dedicamos al Señor, pareciera que cada etapa es extensa, pero esta es la buena noticia: sí tiene término.

Salomón inició la construcción de la Casa del Señor y la terminó, con detalles y todo, tal como su padre se lo ordenó.

Y esto es lo maravilloso: que a Moisés, Dios le dio las instrucciones para la construcción del Tabernáculo como un regalo del cielo a los hombres, pero para la construcción del Templo, cada detalle salió del corazón de David como un regalo de los hombres para Dios, un lugar donde Él viniera a habitar y no sólo a hacer visitas.

¿En qué fase de construcción estamos usted y yo en este momento? ¿Cómo va la casa que estamos preparado para el Señor?

Tal vez nos hemos desanimado con el precio que hay que pagar, el tiempo que hay que invertir o los detalles que brotan por doquier, pero así como Dios prometió terminar Su obra en nosotros, nosotros también debemos esforzarnos para que, como Salomón, podamos terminar la obra prometida, la que viene de nuestro corazón para Dios.

Esforcémonos por terminar lo que comenzamos para Dios, no deje obras inconclusas ni ministerios truncos, esfuércese, sea valiente y dése la oportunidad de celebrar junto a muchas personas que es el tiempo en que Dios venga a habitar en el lugar que le construimos para reinar.

Permita que el fin de su obra sea el comienzo de la Suya.

// Castillo del Rey Santiago: Haciendo de cada creyente un discípulo //