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No os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios; porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor.

Romanos 12:19

Para muchos de nosotros ha sido un consuelo pensar que Dios pelea por nosotros y hará justicia a sus escogidos, ¿pero es el deseo de Dios hacer venganza?

Tenemos un Dios justo que también es misericordioso, y Él ciertamente hará justicia sobre la maldad, pero ha enviado a su Hijo Jesucristo a rescatar a la humanidad de ella.

El creyente no debe consolarse pensando que Dios hará venganza sobre sus enemigos, porque en el corazón de Dios hay un anhelo por restaurarlos, pero por causa de la maldad el amor de muchos se está enfriando, tal como lo anunció el Señor Jesucristo como una señal de que el fin se acerca.

Cuando abrió el séptimo sello, se hizo silencio en el cielo como por media hora.

Apocalipsis 8:1

Jesús preguntó a sus discípulos si cuando Él regresara hallaría fe en la tierra, y en la revelación celestial que recibió Juan, él vio que previamente los ángeles levantaban las copas de incienso que representaban las oraciones de los santos y se hizo un silencio para escuchar el clamor de la humanidad, y permaneció en silencio durante 30 minutos… no hubo ninguna oración que lo rompiera desde la tierra.

Y busqué entre ellos hombre que hiciese vallado y que se pusiese en la brecha delante de mí, a favor de la tierra, para que yo no la destruyese; y no lo hallé.

Ezequiel 22:30

De la justicia ciertamente se encargará el Señor, pero Él está buscando quién aprenda a hacer misericordia, quién levante un clamor aún por los enemigos y desafortunadamente cada vez son menos.

Diles: Vivo yo, dice Jehová el Señor, que no quiero la muerte del impío, sino que se vuelva el impío de su camino, y que viva. Volveos, volveos de vuestros malos caminos; ¿por qué moriréis, oh casa de Israel?

Ezequiel 33:11

Las personas están siendo gravemente atormentadas por la maldad, y gravemente enfriadas también, usted y yo no podemos clamar por justicia sin interceder por misericordia, Dios no quiere que mueran ¡sino que se arrepientan! para poder salvarlos.

Los brazos abiertos de Jesús en la cruz rogando al Padre con su último aliento que perdone a la humanidad porque no sabemos lo que hacemos, es una muestra que Dios quiere rescatar a los que están perdidos y viven en tinieblas.

¿La iniquidad de los hombres nos indigna? ¿Buscamos que el servicio, la adoración y la convivencia sean perfectos?

Cuando Jesús nos pide que seamos perfectos como nuestro Padre que está en los cielos es perfecto, lo hace después de exhortar a los discípulos a amar a sus enemigos, hacer el bien a los que los aborrecen y orar por los que los ultrajan o persiguen.

Si nuestra sed de justicia está motivada por la perfección, tenemos que interceder por la salvación de nuestros enemigos, que Dios no haga venganza sobre ellos, sino que a través de nosotros conozcan Su misericordia.

¿Acepta el reto?

// Castillo del Rey Santiago: Haciendo de cada creyente un discípulo //