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Tres veces cada año aparecerá todo varón tuyo delante de Jehová tu Dios en el lugar que él escogiere: en la fiesta solemne de los panes sin levadura, y en la fiesta solemne de las semanas, y en la fiesta solemne de los tabernáculos. Y ninguno se presentará delante de Jehová con las manos vacías.

Deuteronomio 16:16

Para el pueblo de Dios, la realización de las fiestas es obligatoria para los varones y tiene como propósito recordar:
a) La identidad de Dios y de su pueblo escogido,
b) La vulnerabilidad de la humanidad y
c) El poder de Dios para salvarlos.

La responsabilidad del liderazgo familiar está a cargo de cada hombre sobre la tierra, así como la provisión religiosa, moral, educativa y económica de su familia.

Todo varón es el principal responsable de que nadie se presente con las manos vacías delante del Señor porque deben recordar quién es Él, quiénes somos nosotros, cuánto lo necesitamos y cuán agradecidos estamos de que nos haya salvado.

Una mujer extranjera, la reina de Sabá, no se detuvo al saber que el rey Salomón tenía todo para presentarse delante suyo con presentes; unos hombres de autoridad y sabios gentiles, ajenos al pueblo de Dios, los reyes magos cargaron con regalos de sus propios tesoros para presentarse delante del Rey de Reyes porque supieron distinguir las señales de los tiempos, y aunque sabemos que a Dios nunca le ganaremos en dar, nosotros no debemos ser la excepción.

Cada varón es responsable de que nadie en su familia se presente con las manos vacías delante del Señor.

Hoy celebramos una de las fiestas más importantes como cristianos: Jesús nació, y esto debe motivarnos a recordar quién es Él, quiénes somos nosotros, cuánto lo necesitamos, cómo nos ha salvado y cuánto debemos adorarlo.

Hoy nos unimos para adorarlo, y no nos presentaremos con las manos vacías, porque uno mayor que Salomón, Jesucristo, es Emanuel, Dios con nosotros.

Hoy no dejaremos de ir al templo y postrar nuestra voluntad como aquellos sabios, delante del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, abriremos el tesoro de nuestro corazón y con manos llenas de gratitud y de regalos, le adoraremos.

Cada varón que ha creído, que pertenece al pueblo de DIos, es responsable de recordar y llevar a su familia con manos llenas a hacer esto.

Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz.

Isaías 9:6

¡Nos vemos en la iglesia! ¡Feliz Navidad!

// Castillo del Rey Santiago: Haciendo de cada creyente un discípulo //