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Entonces fueron abiertos los ojos de ambos, y conocieron que estaban desnudos; entonces cosieron hojas de higuera, y se hicieron delantales.

Génesis 3:07

Cuando Adán y Eva se dieron cuenta de su desnudez, intentaron cubrir no solo sus errores, sino también anunciar inútilmente que tenían frutos.

Las hojas de higuera simbolizan las excusas en nuestra vida para ocultar nuestra responsabilidad del pecado, esas excusas que anuncian frutos que no existen.

Adán culpó a Eva, Eva culpó a la serpiente, pero ninguno asumió su responsabilidad en el pecado.

Muchos de nosotros nos hemos puesto hojas de higuera, nos hemos llenado de excusas para “cubrir” nuestro pecado diciendo que nos hirieron, que otros pecaron primero, que sus actitudes nos obligaron, que nos mintieron, nos engañaron, y hay un largo etcétera.

¿Cuál es tu hoja de higuera? ¿Con qué excusa te estás cubriendo para no reconocer que tú pecaste también?

Y Jesús decía: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen. Y repartieron entre sí sus vestidos, echando suertes.

Lucas 23:34

Los artistas, en un intento de guardar el pudor, cuando ilustran a Jesús en la cruz, ponen un paño sobre ciertas partes de su cuerpo, sin embargo, Él fue exhibido totalmente en la cruz y expuesta su desnudez ante todos.

Jesús no intentó cubrir un pecado que no era suyo, sino tuyo y mío, Él mostró la verdad desnuda en la cruz.

Mientras nosotros, como Adán y Eva, intentamos cubrirnos con excusas, Jesús el inocente cargó con nuestro pecado sin excusas, sin decir una sola palabra, exhibido completamente en la cruz.

Y aún ahí, exhibido y burlado, rogó al Padre por ti y por mí pidiéndole que nos perdonara.

Si tú hoy reconoces que te has cubierto de excusas para no reconocer tus pecados, si te has escondido de Dios con miedo, mira a Jesús y escucha Su voz que dice al Padre: ¡Consumado Es!

Cuando Jesús decía estas palabras, también estaba diciendo: Yo pagué la deuda, cumplí el pacto, lleve a cabo el plan y fue perfecto! La muerte no tiene más poder sobre ellos, ya no tienen que esconderse detrás de las hojas de higuera con vergüenza, acérquense, yo los cubro, ahora están vestidos de dignidad porque yo cargué la vergüenza y la muerte por ellos, ya no son esclavos, ahora son hijos de Dios.

Deja las hojas de higuera delante de Jesús, deja las excusas del pecado y con un corazón arrepentido, pide perdón y desnuda tu corazón, y recibe la gracia de ser revestido de dignidad por su inmenso amor que cubre multitud de faltas.

Ya no necesitas hojas de higuera, ahora la sangre del Cordero te ha vestido de Hijo de Dios.

// Castillo del Rey Santiago: Haciendo de cada creyente un discípulo //