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Y su padre nunca le había entristecido en todos sus días con decirle: ¿Por qué haces así?… 1Reyes 1:6ª

Muchos hemos escuchado del rey David como un gran patriarca, pero también como un padre con deficiencias, y esto nos refrenda que ser un gran líder espiritual no garantiza que uno será un buen papá.

En el versículo inicial podemos leer que en el caso de Adonías, David nunca le había llamado la atención, ni lo había reprendido por su comportamiento.

Los hechos de Absalón, así como los de Amnón sobre Tamar, sus otros tres hijos, nos hablan de la necesidad de David de ser no sólo lámpara en Israel, sino también luz en su propia casa.

Muchos líderes espirituales, igual que los padres en el mundo, podemos caer en la tentación de descuidar a nuestras familias por estar excesivamente ocupados.

¿Sabía usted que las jornadas laborales se establecieron originalmente de 8 horas para que 8 horas se dedicaran a trabajar, 8 horas a la convivencia familiar y 8 horas al descanso y buen dormir, dando así un total de 24 horas?

Si hiciera una cuenta rápida de esta distribución de horarios ¿le faltaría o le sobraría tiempo en alguna área?

Papá y mamá necesitan volver a tomar las riendas de los hogares iniciando una disciplina primero en ellos mismos y luego en sus descendientes.

En el caso de la familia no sólo se necesita el tiempo de calidad, también se necesita una buena cantidad.

No tenga temor de “entristecer” a sus hijos estableciendo nuevas rutinas en su casa, haciéndoles preguntas sobre su vida cotidiana o acompañándolos un rato, con el tiempo lo valorarán y usted descansará tranquilo sabiendo que estuvo ahí para ellos.

Recuerde que Dios a quien ama, lo corrige, y si hoy necesitamos Su corrección para enderezar nuestros caminos familiares, sintámonos también hijos amados que verán los frutos de la obediencia.

// Castillo del Rey Santiago: Haciendo de cada creyente un discípulo //