Este año que termina no puedo más que recordar a todos aquellos siervos que escucharon el llamado y siguieron al Señor para guiarnos a libertad.
Todos esos pastores, evangelistas, maestros, profetas y apóstoles que dejaron sus inseguridades para hablar, que fueron confrontados con sus faltas, que dejaron atrás su libertad y fueron donde estábamos esclavizados para sacarnos las cadenas.
Aquellos que habiendo experimentado ser libres, se hicieron esclavos para venir con nosotros, que fueron con nuestros angustiadores y clamaron al Señor por nosotros.
Que vieron las plagas y maravillas que Dios permitió y obró entre nosotros para que todos supieran que Dios nos había escogido.
¿Puedes recordar el dolor y la opresión que sentiste este año y a quiénes envió Dios a ayudarte? ¿A guiarte a la luz y a la salvación?
¿Te acuerdas de las plagas, las enfermedades, la escasez y la oscuridad que invadió la tierra y cómo Dios cuidó de ti y los tuyos y te sentiste amado y protegido a pesar de todo lo que sucedió alrededor?
Este año que termina agradecemos a todos los siervos que decidieron imitar a Cristo y vinieron a vivir entre nosotros para ayudarnos a salir de la esclavitud y a soportar.
Agradecemos a los que compartieron con nosotros la mesa y vimos la salvación a través del Cordero.
Gracias por nuestros pastores, padres, cónyuges, hermanos, hijos y amigos que cruzaron con nosotros el mar en seco y que se han gozado de ver a nuestros enemigos sepultados y ahogados en la orilla.
Este año que termina entonemos un cántico como Moisés y Miriam, que alabaron a Dios por su salvación y por lo que estaba por venir.
Gracias por la nube de protección que Dios puso sobre nosotros, que confundió a nuestros enemigos y los apartó de nosotros.
Alabemos con gratitud al mayor siervo de todos: a Jesucristo, Su Hijo por su obediencia al Padre, por venir a liberarnos con mano poderosa y brazo extendido de la esclavitud del pecado y con su sangre, redimirnos de la muerte para darnos vida ¡y eterna!
Creamos en Dios, en su siervo, Jesús, y en todos los que le han servido de forma maravillosa este año 2021.
Cantemos como los hijos que en libertad y alegría terminan un año y comienzan uno nuevo para alabar a Dios.
// Castillo del Rey Santiago: haciendo de cada creyente un discípulo//
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