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Pablo, en 2 Corintios 11 nos hace un resumen del reto misionero: abundar en trabajo, en azotes, en cárceles, en peligros de muerte, en fatiga y desvelos, en hambre y sed, en ayunos, frío y desnudez, así como en preocupación por la iglesia.

El Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, quien es bendito por los siglos, sabe que no miento. 2 Corintios 11:31

El mes de noviembre es la oportunidad para recaudar una ofrenda especial y comprometernos con los misioneros que llevan la palabra de Dios por todo el mundo.

El misionero está cargado de la humildad, persecución y sencillez del evangelio, y es por eso que es necesaria una familia de fe que asuma el reto y los respalde de tres maneras:

  1. Yendo con ellos.

Después oí la voz del Señor, que decía: ¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros? Entonces respondí yo: Heme aquí, envíame a mí. Isaías 6:8

2. Apoyándolos económicamente.

Ustedes no sólo están supliendo las necesidades del pueblo de Dios, sino que también están sirviéndole a él. La ayuda que ustedes ofrezcan servirá para que muchos le den gracias a Dios. 2 Corintios 9:12 PDT

3. Cubriéndolos con oración.

Entonces vinieron unos judíos de Antioquía y de Iconio, que persuadieron a la multitud, y habiendo apedreado a Pablo, le arrastraron fuera de la ciudad, pensando que estaba muerto. Pero rodeándole los discípulos, se levantó y entró en la ciudad; y al día siguiente salió con Bernabé para Derbe. Hechos 14:19-20

La obra misionera no sólo contribuye a la salvación del mundo, sino también constituye iglesias que son lugares de refugio donde no solo las personas, sino también las ciudades son transformadas por medio de la renovación del entendimiento, por medio del conocimiento de la Verdad que es Cristo.

¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian buenas nuevas! Romanos 10:15

Seamos colaboradores de la gracia compartiendo el reto misionero y cumpliendo la Gran Comisión que Cristo nos encargó:

Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo;  enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén. Mateo 28:19-20

// Castillo del Rey Santiago: Haciendo de cada creyente un discípulo //