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Aconteció en el año treinta, en el mes cuarto, a los cinco días del mes, que estando yo en medio de los cautivos junto al río Quebar, los cielos se abrieron, y vi visiones de Dios.

Ezequiel 1:1

Ezequiel quiere decir “fortalecido por Dios” y fue un hombre que se preparaba para servir al Señor como sacerdote en su templo cuando fue llevado cautivo a Babilonia.

Mientras estaba en este lugar, en el año en que sería nombrado sacerdote del templo si se encontrara en Jerusalén, entristecido junto al río, Él recibió la visitación del Señor y el llamamiento a ser su profeta, pero lo más impactante de esto es que pudo ver la gloria de Dios fuera del templo, ahí junto al río, en la misma Babilonia.

Para los judíos, la gloria de Dios debía estar sobre el arca del pacto, en el templo, como cuando llenó el tabernáculo de Moisés y el templo de Salomón, y saber que les había seguido hasta el exilio era una gran revelación.

Tal vez tú, así como Ezequiel, necesitas ser fortalecido por Dios en medio de tus planes y anhelos frustrados y ver Su gloria sobre ti, llamándote a servirle de una forma diferente en medio de un pueblo desilusionado y triste porque se ha apartado de Dios y le han alcanzado las consecuencias de sus decisiones.

Algunos historiadores creen que esta primera visión de Ezequiel fue en el día de su cumpleaños. Tal vez él, o tú, no te sientas con ánimos de celebrar junto al río Quebar, porque estás en la adversidad, pero Dios siempre nos recuerda que Él entre nosotros, es motivo suficiente para alegrarnos.

Vino palabra de Jehová al sacerdote Ezequiel hijo de Buzi, en la tierra de los caldeos, junto al río Quebar; vino allí sobre él la mano de Jehová.

Ezequiel 1:3

Para el Señor, Ezequiel ya era su sacerdote, igual que tú y yo lo somos a Su servicio, pero tal vez, así como Ezequiel, te sientas desilusionado porque no puedes ejercer tu ministerio de la forma acostumbrada, pero así como vino sobre él la mano de Jehová para darle una nueva forma de ejercer Su voluntad entre su pueblo, así también quiere Dios extenderla sobre ti para que le sirvas donde sea que te encuentres.

En la prueba, en el exilio, y aún en la cruz, Dios sigue acercándose a nosotros para darnos una gran comisión, un futuro y una esperanza.

Que el ejemplo de Ezequiel, aún en la cautividad, sea una inspiración para nosotros a seguir anunciando la gloria de Dios, la transformación de corazones y espíritus nuevos por la fe en Cristo, y la nueva vida que el Espíritu infunde a nuestros huesos secos.

Ahí junto al río Quebar, el Señor quiere mostrarte algo maravilloso y poner su mano sobre ti: búscalo.

// Castillo del Rey Santiago: Haciendo de cada creyente un discípulo //