fbpx

Mas Pablo clamó a gran voz, diciendo: No te hagas ningún mal, pues todos estamos aquí.

Hechos 16:28

El apóstol Palo estaba en el fondo de la cárcel, en la parte más oscura y húmeda, encadenados al cepo, pero eso no le impidió cantar alabanzas al Señor.

La gratitud y la alabanza de los hombres a Dios en medio de la necesidad, no solo desencadena un terremoto natural sino también uno espiritual.

Aún en el fondo, Pablo le gritó al carcelero:
—¡No te hagas ningún daño, que todos estamos aquí!

Yo no sé si se escuchaba el lamento o la angustia del carcelero al grado que Pablo le escuchó, pero sí creo que Dios removió las barreras espirituales para que pudiera escuchar el clamor en el corazón sin salida de aquel hombre que buscaba su espada para matarse, a causa del temor del futuro.

Amado, amada, hoy la iglesia está escuchando tu clamor, ha oído tu temor y te está gritando: —¡No te hagas ningún daño, que todos estamos aquí!

Sí, nosotros, los presos de este mundo, pero que cantamos libres porque pertenecemos a un reino inconmovible solo por creer en Jesucristo, estamos aquí, no tengas miedo.

Hermano, hermana, hoy la iglesia repite lo que nosotros mismos hemos oídos de Jesucristo:
—¡No te hagas ningún daño, que todos estamos aquí!

El Padre, el Hijo y el Espíritu Sano están aquí para librarte, para sanarte y para darte un futuro y una esperanza.

Si tú estás oyendo esto, que sea la Luz en tu mente, en tu casa y en alrededor de ti, que la Palabra de Dios entre en tu vida y comienza a separar la luz de las tinieblas y que Cristo comience a ordenar el caos y a llenar el vacío que estás experimentando.

El entonces, pidiendo luz, se precipitó adentro, y temblando, se postró a los pies de Pablo y de Silas; y sacándolos, les dijo: Señores, ¿qué debo hacer para ser salvo? Hechos 16:29-30

No tengas temor del temblor, es el terremoto espiritual que está sacudiendo tus cimientos para abrir la cárcel y romper esas cadenas que te mantenían preso. Ven, arrodíllate, peor no ante nosotros, ante Jesús, nosotros solo somos siervos igual que tú, Él es el único digno de recibir tu corazón en sus manos y abrir los sellos para traer la revelación a tu vida.

¿Qué debo hacer para ser salvo? Amado, lo único que tú tienes que hacer es lo mismo que le dijeron estos hombres al carcelero:

Ellos dijeron: Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa.

Hechos 16:31

// Castillo del Rey Santiago: Haciendo de cada creyente un discípulo //