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¿Te sientes como en el crisol de la aflicción?

Tal vez el calor de la prueba esté haciendo que cosas broten de ti que preferirías mantener ocultas; sin embargo, queremos recomendarte que no intentes esconderlas, ya que estás en un proceso de refinación.

Tanto la plata como el oro deben ser llevados al fuego y ser fielmente vigilados para afinarlos y que no se estropeen.

He aquí, no se adormecerá ni dormirá El que guarda a Israel. Salmos 121:4

El Señor no quitará sus ojos de ti mientras estás en el proceso, él conoce lo que estás pasando y no te ha dejado, ¡te está perfeccionando!

El limpiará una y otra vez toda la escoria que te ha contaminado interiormente y que en circunstancias normales no podía separar de ti.

Esos sentimientos, actitudes, costumbres, pecados e iniquidades que estaban ocultas en tu interior, es a través del fuego que son reveladas y quitadas.

Es increíble ver las cosas que brotan de nosotros en medio de las pruebas, y aunque algunas puedan causarte vergüenza, la mano del Creador desnatará de ti todo aquello que te contamina, te limpiará con amor y con cada pasada, se añadirá aún más tu valor.

Tal vez te preguntes si tu proceso ha terminado o está próximo a hacerlo.

Para eso es necesario que el artesano acerque su rostro hacia donde estás y que vea en ti su reflejo.

Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor. 2 Corintios 3:18

¿Puedes ver el reflejo de Dios en ti? ¿Los demás pueden percibirlo igual que si miraran un espejo?

Dios está buscando ver en ti su reflejo, no te desanimes si aún no logras verlo, sigue confiando, sigue permitiendo que las manos del artesano te pongan sobre el fuego, que sus ojos vigilen y que quite todo lo que está saliendo, puedes estar seguro que con cada limpieza, es más claro en ti Su reflejo.

Y meteré en el fuego a la tercera parte, y los fundiré como se funde la plata, y los probaré como se prueba el oro. El invocará mi nombre, y yo le oiré, y diré: Pueblo mío; y él dirá: Jehová es mi Dios. Zacarías 13:9

// Castillo del Rey Santiago: Haciendo de cada creyente un discípulo //