fbpx

Otra vez entró Jesús en la sinagoga; y había allí un hombre que tenía seca una mano. Y le acechaban para ver si en el día de reposo le sanaría, a fin de poder acusarle.

Marcos 3:1-2

Si…
• los problemas te asechan,
• intentan cuestionar tu fe y acusar a Dios,
• te sientes imperfecto o indigno por ser defectuoso,
• no tienes trabajo por alguna limitante tuya (o de otros),
• te desanima el comportamiento de algunos miembros de la iglesia.

¡Ten fe y congrégate!

Aunque haya obstáculos e incluso te sientas como la carnada de una batalla espiritual.

¡Dios quiere usarte para que todos vean que su amor es más grande que todo el temor y la acusación!

Ven a la presencia de Dios para…

• encontrar reposo a tu alma,
• satisfacer una necesidad,
• llenarte de vida nuevamente,
• ser libre,
• extenderte a lo que está por delante,
• dar fruto,
• ser restaurado.

Si tú te sientes muerto en tus delitos y pecados, pide al Señor Jesucristo que descienda al sepulcro de tu corazón y que resucite lo que está muerto en ti.

Este hombre fue a reunirse con Jesús con una fe auténtica, a pesar de la adversidad, las limitaciones, las acusaciones y los comportamientos inapropiados.

Porque el día de reunirnos como congregación ante el Señor, ya sea presencial o virtualmente, tiene como propósito santificar a Dios, exaltarlo por su amor, bondad y maravillas.

Este hombre sabía que si había una oportunidad para tener un futuro distinto, era ir donde Jesús estuviera, aunque eso implicaba ser el objeto de las miradas de muchos escarnecedores.

Haz esta oración hoy:

Háblame Señor, llámame en la congregación, no importa que los demás se burlen de mí por creer en ti, pídeme que extienda mis manos y restáuralas para cumplir tu propósito. Amén.

// Castillo del Rey Santiago: Haciendo de cada creyente un discípulo //